«Una sinfonía alpina» de Richard Strauss (1864-1949) es un clásico ejemplo de Música programática. En esta gran obra, Strauss describe una caminata y el ascenso a una montaña en distintas etapas.

El efecto que produce esta sinfonía se debe, en gran parte, a su instrumentación, rica en detalles refinados. «Por fin he aprendido a usar la instrumentación», afirma el compositor en 1915 tras el estreno de la obra que él mismo dirige en la vieja
Berliner Philharmonie.

El poema sinfónico en su máxima expresión. «Tondichtung», como lo llamaba el propio Strauss. Tras haber compuesto obras como «Salome» y «Elektra», empezó estar considerado como un revolucionario de la música. Para componer la «Sinfonía alpina»se sirvió de formas clásicas de la expresión musical. Eso se lo reprochan algunos críticos. Otros, sin embargo, creen que esta obra refleja una nueva madurez del compositor.

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